
El debate entre envases metálicos y plásticos es uno de los más presentes en las decisiones estratégicas de las empresas. Pero más allá de los tópicos, ¿cuál es la realidad cuando analizamos costes, beneficios e impacto a largo plazo? En Boixadós, con décadas de experiencia en packaging industrial, te presentamos una comparativa basada en datos reales.
Aunque el plástico pueda parecer más económico por unidad, un análisis completo demuestra que los envases metálicos ofrecen mejor rendimiento, durabilidad y sostenibilidad a largo plazo.
Los costes reales muestran ventajas claras para el metal: su resistencia reduce mermas y devoluciones, su apilabilidad optimiza el transporte y el almacenamiento, y su barrera contra la luz y el oxígeno prolonga la vida útil del producto hasta un 50% más.
A nivel medioambiental, la diferencia es aún más notable. Tanto el aluminio como el acero tienen tasas de reciclaje del 82% y pueden reciclarse indefinidamente, mientras que el plástico apenas alcanza el 42% y pierde calidad en cada ciclo.
También influye la percepción del consumidor: los envases metálicos se asocian con productos de mayor calidad, seguridad alimentaria y compromiso ambiental, aspectos que refuerzan la imagen de marca y el posicionamiento premium.
En conclusión, más que elegir entre metal o plástico, las empresas deben considerar qué tipo de envase se alinea mejor con su estrategia de negocio y sus valores de sostenibilidad.
Cuando se tiene en cuenta el coste total y el impacto global, el metal emerge como una opción competitiva y responsable.